El matrimonio estable es tan poderoso como una ciudad amurallada, donde todos sus habitantes viven seguros. El hombre debe entender que su primera conquista tiene que ser la de su familia, ya que cuando Dios estableció el matrimonio, delegó funciones muy específicas para cada uno de los cónyuges. Al hombre, el Señor le confió el liderazgo de la familia, lo cual no debe confundirse con un gobierno dictatorial, por el contrario, el hombre debe responder como líder en todas las necesidades de su hogar.

Los hijos son la extensión del carácter de los padres, por esta razón es necesario invertir tiempo de calidad en ellos. Cada uno debe saber que cuenta con nosotros para su protección y cuidado, ellos son personas que el Señor nos ha entregado para amar y formar. Muchos ministerios florecientes han descuidado su vida familiar y prácticamente sus hijos no cuentan con sus padres, porque las actividades en la iglesia les absorben todo el tiempo. Recuerde que los hijos agradecidos por la atención y protección de sus padres, serán pilares para el sostenimiento y la proyección del futuro hogar que ellos formarán.

Con mi esposa hemos procurado no caer en este error, porque hemos comprendido nuestra responsabilidad, además sabemos que el éxito de un padre se ve reflejado en el testimonio que desarrolla en el interior de su casa compartiendo con su cónyuge y con sus hijos.

Usted tiene que preparar un ambiente propicio y agradable para la protección de su familia. Debe erigir murallas para salvaguardar a toda la casa. Sabemos que los días que vivimos son difíciles, pues la presión contra las fuerzas del mal es cada vez más intensa. Razón por la cual debemos tener hogares sólidos que brinden paz, seguridad y sean un refugio para toda la familia.

Uno de los más grandes ejemplos acerca de esto lo encontramos en la vida de Noé, que gracias a su sabiduría trajo salvación a toda su casa. Por causa de su integridad, Dios le preservó la vida a la raza humana. Noé condenó al mundo al tener una familia ejemplar.

¿Cómo sucedió esto?

El mundo decía que no había estabilidad ni armonía familiar, que la familia no servía y que los hogares se desintegraban. Sin embargo, Noé les demostró que ellos estaban completamente errados, porque él marcaba la excepción. Noé mantuvo la unidad de su familia, la cual le obedeció, y por ello ninguno de sus hijos se perdió.

Tal vez este mundo diga que ya no tienen sentido casarse o que no vale la pena, pero usted va a marcar la diferencia, va a demostrarle a los demás que puede tener el mejor hogar del mundo, la mejor familia de la tierra.

Pastor César Castellanos