Jesús demostró cuánto amaba a cada oveja al dar Su propia vida por ellos, ahora Su misión debe continuar y nosotros somos llamados a ser reproductores de vida, al hacer de cada discípulo un líder que a su vez transmita la antorcha de la Visión, influenciando en su entorno: los negocios, las artes, el deporte, el estudio y aún desde su propia casa.

ALGO QUE COMPRENDÍ CON MI EXPERIENCIA DE HABER SIDO ENVIADO COMO MISIONERO A LA NACIÓN DE MÉXICO, ES QUE DIOS NO ENVÍA A NADIE SIN SER ANTES CAPACITADO.

«Para esto, fue necesario  obediencia, compromiso,  servicio, disposición y humildad, todas estas son virtudes que Dios fue desarrollando en mi vida poco a poco.

Pablo le dice a Timoteo “Ten cuidado de ti mismo” refiriéndose al cuidado especial que debemos dedicar al hombre interior, y esto fue precisamente lo que determiné hacer, busqué desarrollar hábitos correctos y preparar mi vida espiritual de tal manera que fuera formando en mí el carácter de Jesús.  Ser enviado para una misión o un desafío, no es una casualidad, es un mandato divino.

Dios nos lleva a despojarnos del pasado, de la inmadurez y el temor, para revestirnos de un manto nuevo por medio de la Sangre de Jesús. Creo que la Visión tiene lo que ninguna estructura intelectual tiene, la formación recibida en Universidad de La Vida y Capacitacion Destino, donde se forma en cada persona la disciplina y el carácter de Jesús para así transmitirlo a otros”.

 

Saúl Salamanca · Pastor MCI México